miércoles, 18 de junio de 2008

Anti-cuento de Hadas


Ellos van caminando casi juntos, paso ligero, seguridad en la mirada, relajacion, todo lo que se siente despues de un buen dia de pasion casi intensa y romanticismo y conversaciones casi perfectas, y ellos se han encargado del casi a proposito pensando que es lo que permite el deseo siga ahi, nunca entregarlo todo y siempre permanecer en la busqueda de mas. Se acerca el fin del dia juntos, cada uno tiene que regresar a sus indiviualidades (benditas y necesarias para desear estar juntos otra vez los dias siguientes), ella se acerca y besa la mejilla de el, se dan un abrazo casi romantico, y ella no sabe porque, siente la necesidad de decirle a el algo muy importante, ni siquiera esta segura de lo que esta diciendo ni porque, pero decirle hacerlo, la luna, su historia y la confianza empujan las letras desde las primeras sinapsis que lo pensaron, recorriendo cada nervio necesario, como un impulso electrico viajan, y los musculos faciales estan listos, y cuando menos se lo esperaba nadie, escepto ella, sus labios se mueven y dicen : Te quiero.....

El sonrie, dice gracias.......... y se va CASI corriendo........

Veronica, anti-escritora

viernes, 6 de junio de 2008

Isabel Allende


A veces es bonito leer novelas.... es el primer libro que leo de Isabel Allende y quiero decirles que fue miel para mis oidos... primero porque estando en un pais extranjero donde se habla ingles o spanglish que es peor!!!! me habia desacostumbrado al espanol bien escrito, y bien hablado, asi que cuando encontre este libro aqui fue un placer leerlo, lo curioso es que lo que les voy a compartir no es precisamente de ella, es el prologo de otro autor que introduce a los 24 cuentos que ella posteriormente describe.... disfruten:

Te quitabas la faja de la cintura, te arrancabas las sandalias, tirabas a un rincon tu amplia falda, de algodon, me parece, y te soltabas el nudo que te retenia el pelo en una cola. Tenia la piel erizada y te reias. Estabamos tan proximos que no podiamos vernos, ambos absortos en ese rito urgente, envueltos en el calor y el olor que haciamos juntos. Me abria paso por tus caminos, mis manos en tu cintura encabritada y las tuyas impacientes. Te deslizabas, me recorrias, me trepabas, me envolvias con tus piernas invencibles, me decias mil veces ven con los labios sobre los mios. En el instante final teniamos un atisbo de completa soledad, cada uno perdido en su quemante abismo, pero pronto resucitabamos desde el otro lado del fuego para descubrirnos abrazados en el desorden de los almohadones, bajo el mosquiteo blanco. Yo te apartaba el cabello para mirarte a los ojos. A veces te sentabas a mi lado con las piernas recogidas y tu chal de seda sobre un hombro, en el siliencio de la noche que apenas comenzaba. Asi te recuerdo, en calma.


Rolf Carle



CUENTOS DE EVA LUNA (Isabel Allende)